"En ese vínculo que hay entre vosotros está vuestra fuerza...Pero también vuestra mayor debilidad" Laura Gallego García
"Precoz"
De Ariana Harwicz
Hay madres que se relacionan con sus hijos desde un lazo afectivo intenso, cuando los acarician, los besan y los acunan, inconscientemente, los toman como sustituto de un objeto sexual. Los sentimientos que nacen no son ambivalentes, el amor y el odio son parte de la cotidianeidad familiar; muchos lo llaman "vínculo patológico" porque esa unión invisible se vuelve insoportable y a la vez, inevitable y hay un deseo que los mantiene juntos como una simbiosis que no siempre es beneficiosa para ambos, pero que esta latente creando una conexión especial, única, que la sociedad la mayoría de las veces la juzga y la reprime.
La novela de Ariana Harwicz, que habla de estas desavenencias parentales, nos propone una visión profunda de uno de los enamoramientos mas conflictivos, irresistibles y trascendentes que puede llegar a ser la de un niño con su objeto primordial, su madre. Un texto audaz, interesante, intenso, por ratos ameno y por otros, demoledor. La adaptación de Juan Ignacio Fernández le da una atmosfera de ficción y realidad necesaria para un suceso de tal envergadura y la dirección de Lorena Vega la vuelve precisa, indispensable, poniéndonos frente a una propuesta teatral imperdible.
"Precoz", es la historia de una madre que no puede vivir sin su hijo adolescente y viceversa. Los dos se necesitan imperiosamente, bruscamente, fervientemente; será, quizás, que a esa mujer la soledad la abrume y su descendencia es su única posesión segura; o, será que talvez, ese hijo no puede desprenderse de su progenitora porque no esta preparado para vivir sin ella. Pero, un tercero aparece, completándose una trilogía perfecta, una mujer débil y derrotada le mendiga amor a un hombre abusivo y su hijo obnubilado por el amor hacia ella, la ayuda a seguir amando y sufriendo por ese hombre hasta el final.
Así, entre alternancias de presencias y ausencias, la acción transcurre vertiginosamente; por momentos, nos dejamos llevar por el relato movilizando a nuestra imaginación y por otros, ese relato nos trae al aquí y ahora en un presente imperfecto. La actriz Julieta Diaz, realiza un rol muy jugado, en donde la ternura, la desazón, la irracionalidad se entrelazan; su mirada, su rostro, su cuerpo entero vibra dentro de su personaje y nos devuelve pura idoneidad con su dramatización. Y, el actor Tomás Wicz, dobla la apuesta y se pone en la piel de ese hijo a quien le pasa exactamente lo mismo que a esa madre desesperada; sus posturas, su voz, su intencionalidad abrazan a ese ser indefenso y cruel a la vez; magnifico su trabajo físico y psíquico.
La puesta en escena lo dice todo, al verla la soledad nos invade; cuando los actores recorren el espacio escénico cada rincón cobra sentido, imposible no adentrarse en sus convulsionadas vidas. Al igual que sus vestuarios que denotan abandono, vulnerabilidad, en un solapado llamado de atención; impecable, en la interpretación de lo que se busca mostrar. Nos damos cuenta que la sinergia de todo el equipo artístico-técnico esta puesta en brindarnos una gran producción y lo logran.
Encontramos sublimes actuaciones, mucha adrenalina, mucha pasión por la actuación.
MÁXIMA RECOMENDACIÓN!
EXCELENTE!
Redactora: Estela Gómez
14/10/2021
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