Viejo, solo y puto
(Sergio Boris)
“Una obra de pura intensidad”
La obra trata sobre los vínculos y las fuerzas de choque, por momentos muy intensa a partir de un trabajo de casi dos años de exhaustiva búsqueda entre el director (Sergio Boris) y el elenco, trabajando cual hoja en blanco, alejándose de los estereotipos de actuación y dramaturgia convencional, para dar rienda suelta a la más cruda expresión de los cuerpos en escena y las fuerzas indomables de contraposición y de misterio.
Darío (David Rubenstain) junto a su hermano Evaristo (Darío Guersenzvaig) son dueños de la farmacia que siempre mantuvo el padre con gran dedicación. Después de muchos años de estudio, Darío se recibe de médico, este acontecimiento, es el motivo por el cual se congregan en la farmacia para celebrar, a este hecho asisten un visitador médico, Claudio (Federico Liss), y dos travestis, Sandra (Patricio Aramburu) y Juliana (Marcelo Ferrari). La escenografía es de destacar, Debido a la estructura laberíntica en la que está construida y por donde los actores transitan hábilmente, unos estantes a modo de depósito con los medicamentos diseminados desprolijamente, en el fondo, a un costado, una especie de cabina en donde se deja que el espectador imagine lo que allí sucede y un lienzo blanco por donde pasan circunstancialmente los personajes y en donde se puede observar el reflejo de sus cuerpos. La iluminación y sonido nos introducen a un clima festivo en donde no faltan los elementos estimulantes, quienes, de manera progresiva, van alterando las posturas y los comportamientos de los artistas que dejan sobre el escenario, composiciones estupendas y de entrega no solo textual sino corporal, el roce intensivo y las fuerzas internas que se transmiten desde sus gesticulaciones como duda, dolor, angustia y deseo, nos orienta hacia un lenguaje profundamente humano.
Es destacable el hecho de que los personajes travestis, no están colocados en la obra, con el objeto de realizar una reivindicación, sino como personajes de la historia, que señala de manera directa, la estrecha relación entre el travestismo y las farmacias en donde concurren para inyectarse hormonas. Durante la obra, se pueden observar diálogos y acciones en simultaneo, se puede percibir en el ambiente que algo sucede, hay cierta incomodidad en todos los personajes, especialmente en Darío, quien defiende los intereses y el prestigio de la farmacia (más que su hermano) parece estar inmerso en un estado de enojo e indecisiones. Sandra, en el dolor y la abnegación absoluta hacia Claudio. Evaristo y Juliana, transmiten un amor intenso entre si.
Súbitamente, una inyección de música tropical transforma el drama en júbilo desmedido y la iluminación hace lo suyo, transportándonos a lo que sería una bailanta, allí es el sitio en donde confluyen todos los estados emocionales, una obra recomendable en donde sabia y satisfactoriamente se logra un esquema de intensidades con un desarrollo escaso y necesario de texto en donde se dejan entrever sensaciones internas siempre a punto de estallar.
Calificación: Muy Buena
Redactor: Fabio Verón
Link para ver la obra https://www.timbre4.com/teatro/203-viejo-solo-y-puto.html
El video estará disponible hasta el miércoles 27 de mayo a mediodía.
Agradecemos la colaboración para esta actividad del Centro de Documentación de las Artes Escénicas y de la Música y del INAEM (Ministerio de Cultura y Deporte, Gobierno de España)
Actúan: Marcelo Ferrari, Darío Guersenzvaig, Federico
Liss, David Rubinstein, Damián Smajo, Patricio Aramburu
Vestuario: Gabriela A. Fernández
Escenografía: Gabriela A. Fernández
Iluminación: Matías Sendón
Diseño sonoro: Fernando Tur
Fotografía: Brenda Bianco
Diseño gráfico: Brenda Bianco
Asistencia artística: Adrián Silver
Asesoramiento de maquillaje: Gabry Romero
Asistencia de escenografía: Estefanía Bonessa
Asistencia de vestuario: Estefanía Bonessa
Prensa: Daniel Franco, Paula Sminkin
Producción: David Rubinstein, Maxime Seugé, Jonathan Zak
Dirección: Sergio Boris
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