“Cuando trataron de callarme, grité”
Teresa Wilms Montt
Historias de mujeres solas, que parecen ser felices pero que sufren, empapadas de prejuicios y estereotipos; llenas del “qué dirán”… hasta que una de ella se planta y vocifera su verdad. Así es como Rosario (Camila Cruz) le dice, a su madre Mercedes (Andrea Picon), su mayor y vergonzoso secreto; y Justina (Eugenia Osinde), es testigo de esa terrible confesión. En el medio, las vecinas chusmas cuchichean, envidiosas, malignas, ellas también están marcadas por los mandatos familiares y el “sentido común” mal utilizado. En Cruz del Sur hay seres que viven en un complejo contexto, el de Rosario queriendo ser feliz pero con su misterio a develar, el de Mercedes queriendo festejar sin llegar a buen final, el de Justina resignada y tratando de convencernos de su “deber ser”. Que es lo que pasa en ese querido mundo?
A nosotros, nos repercute en la piel, en la carne, en el alma. Una joven muchacha está padeciendo el resultado de una sociedad perversa donde el patriarcado es el amo y señor, en una época pasada donde todo se ocultaba pero que las cosas sucedían igual. Abordando un tema terrible, la puesta invita a volver a nuestro presente, a lo que le sigue sucediendo a miles de mujeres, a la injusticia que muchas veces continua, a la impunidad, a la bronca enajenada, al dolor…Por suerte, todo va cambiando…mujeres que ya no callamos…dueñas de nuestro cuerpo y de nuestra libertad…
Como dramaturgia y directora, Romina Salerno nos ubica en un universo femenino plagado de mandatos (inconscientes) con un mapa familiar impuesto, matrices arraigadas, guiones aprendidos desde la infancia; nos muestra ese enmascarado bienestar que nos duele, que ya no queremos, pero que tenemos que ver, por eso lo hace con mucha poesía en un hecho teatral sublime. Las actrices, están ideales en sus papeles. Eugenia Osinde, Andrea Picon, recrean a Justina y a Mercedes, como son, dos mujeres relegadas por la sociedad aparentando lo que no quieren ser; y, Rosario con su cara de niña-mujer, con su mirada apesadumbrada, con su cuerpo limpio por fuera y sucio por dentro, con su espíritu herido, representa al dolor latente. Impresionante, es la actuación de Camila Cruz, ya que al verla, sentimos un estremecimiento constante…al borde de las lágrimas…
La escenografía, es muy bella, llena de recuerdos, rosas y tules... Que detalle que tanta belleza encierre tanto espanto…La música en escena (Bruno Leichman) le da un ritmo especial, el clima se acentúa según los acordes, un gusto escucharlos. Muy bien interpretado. Resaltan las máscaras (Andrea Picon, Nicolas Roura Picon) que realizadas con mucha creatividad cumplen con su objetivo a la perfección.
Es una obra fuerte, conmovedora y, a la vez, pura, candorosa; una combinación que nos atrae y nos altera…todo en una noche de teatro. ¡EXCELENTE!
Redactora: Estela Gómez
22/06/2019
Ficha técnico-artística
Autoría: Romina Salerno
Actúan: Camila Cruz, Eugenia Osinde, Andrea Picon
Escenografía: Candelaria Yañez
Diseño de vestuario: Maria Laura Allende
Diseño de luces: Horacio Novelle
Realización de máscaras: Andrea Picon, Nicolas Roura Picon
Música original: Bruno Leichman
Música En Video: Bruno Leichman
Fotografía: Veronica Saavedra
Diseño gráfico: Romina Salerno
Entrenamiento musical: Ian Shifres
Asistencia de dirección: Eugenia Osinde
Prensa: CorreyDile Prensa
Producción: Eugenia Osinde
Dirección: Romina Salerno
Duración: 45 minutos
QUERIDA ELENA
Pi y Margall 1124
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Web: http://www.queridaelena.com
Entrada: $ 300,00 - Sábado - 19:00 hs - Hasta el 27/07/2019
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