LA SANGRE DE LOS ÁRBOLES

“Amigo mío, todas las teorías son grises; solamente está lozano el árbol dorado de la vida”

Johann Wolfgang Von Goethe

“La Sangre de los árboles”

De Luis Barrales

De la unión de lo genético y lo cultural, surge el parentesco…

¿Es una condición moverse entre el parentesco y el lazo social? ¿Somos capaces de hacer hermanos y/o hermanas, más allá del vínculo de sangre? Ese es un verdadero desafío…

Leonor (Juana Viale) y Manuela (Victoria Césperes) están en una disyuntiva, si son o no son hermanas, y para esto tienen que esperar los resultados de sus estudios genéticos. Pero, mientras tanto hacen que sucedan diferentes acciones, que son necesidades insatisfechas, para esperar esa revelación trascendental. Esas situaciones se refieren a sus imaginarios, a sus deseos y a sus sentimientos tanto del presente como del pasado, adelantando o atrasando hechos, poniéndose una en lugar de la otra, manejando el tiempo para calmar las angustias.

“La Sangre de los árboles” de Luis Barrales, es un multifacético drama actual porque en el encontramos cómo los mandatos familiares pueden entrar en crisis y dudar; vemos como las conductas humanas influyen directa e indirectamente sobre nuestras decisiones aunque lo queramos evitar; observamos como los estereotipos de antaño salen a la luz para que podamos trabajar en que desaparezcan; sentimos como la empatía puede ayudar a sanar a pesar de la adversidad; finalmente, nos preguntamos si necesariamente el comienzo de algo nuevo como saber sobre nuestra filiación, es el comienzo o el final de una historia... Su autor y director, nos lleva a navegar por nuestros pensamientos, por nuestra fibra más íntima, como en un ejercicio mental que nos ayude a pensar en ese desafío en cuestión.

Estamos gratamente sorprendidos con el resultado del trabajo técnico-artístico; Victoria Césperes, una exitosa actriz uruguaya, deja su huella en la obra. Su impronta y sus grandes dotes histriónicas resaltan y le dan el tono ideal para transitar un tema tan difícil de abordar como es el tema de la consanguinidad. Juana Viale, sobresale por su actuación, su compromiso con el texto es total, su personalidad es avasallante ya que se la ve segura, idónea, con una actitud placentera al momento de la representación. Ambas, construyen sus controvertidos personajes con pasión, con una retórica perfecta, con mucha labor física, con múltiples tonalidades dentro de la misma ductilidad que poseen. Ángela Acuña, gran intérprete del contrabajo en escena, es parte ineludible de esta puesta porque su instrumento marca los compases y las tonalidades de las emociones de Leonor y Manuela. Además, destacamos la interpretación gestual de Ángela, que con su mirada acompaña a las actrices en todo momento.

Un apartado especial, merece la escenografía, el vestuario y la iluminación (Rocío Troc) porque ellos nos ubican en una imperfección continua. La desnivelada mesa en el centro, es algo fuera de lo común y le aporta esa peculiaridad que distingue a la historia; arriba de ella pasan cosas que nunca podríamos pensar que pasarían sobre algo tan irregular. Al igual que la ropa de las actrices, cuyo modelo y diseño parecieran más de una obra futurista, chocando así con un aparente relato familiar. Y, las luces que como las de la mesa, se utilizan para resaltar instantes claves. Muy, pero muy, creativo.

Va nuestra MAXIMA CALIFICACION, para ésta obra. ¿Porqué? Porque nos ofrece enorme teatralidad con excelentes protagonistas, porque nos refuerza la curiosidad de querer saber más sobre lo que “es” y no solo quedarnos con lo que nos muestran, y, porque nos acerca a un teatro contemporáneo de calidad.

Definitivamente, “La Sangre de los árboles” de Luis Barrales, es una experiencia muy positiva. ¡Hay que verla!

Redactora: Estela Gómez

07/06/2018

Ficha técnico artística

Dramaturgia: Luis Barrales

Actúan: Victoria Césperes, Juana Viale

Músicos: Ángela Acuña

Vestuario: Rocío Troc

Escenografía: Rocío Troc

Iluminación: Rocío Troc

Música original: Ángela Acuña

Asistencia de dirección: Benjamín Villalobos