Ser de Nadie
Mariana Coronado
Entre el cielo y el infierno
Un monasterio apartado, para lograr el aislamiento necesario que el espíritu necesita para consagrarse por completo a Dios. Un ámbito en penumbras, apenas iluminado por la tenue luz de los cirios y los monjes entregados a la oración bajo la paternal guía de su Abad. Un lugar sagrado que habita un puñado de hombres que han decidido renunciar a su vida mundana, entregando sus miserias del pasado a cambio de un poco de paz.
Cada uno de ellos tiene un motivo íntimo y doloroso para estar allí, muy lejos de una verdadera vocación religiosa, sin embargo están allí, tratando de sobrellevar lo mejor que pueden una vida de aislamiento y austeridad.
La soledad es inmensa y el hambre de afecto es apremiante. La tentanción no tarda en adueñarse de esos seres solitarios. El miedo atroz, el estar en el momento equivocado en el lugar incorrecto y el comienzo del fin.
La dramaturgia de Mariana Coronado se sumerge profundo en los hondos y oscuros laberintos del abuso dentro de las entrañas la iglesia católica. El uso de la doctrina como elemento de sometimiento de mentes, cuerpos y almas.
Un texto complejo, con diálogos agudos y una interpretación jugada, donde los actores exponen mucho más que sus cuerpos. La propuesta es intensa y desafiante. Lleva al espectador a límites extremos de repudio contra un oprobio que sufren los desvalidos de este relato, porque es imposible no relacionar lo que pasa en escena con lo que a menudo sale publicado en los periódicos sobre un nuevo caso de corrupción a menores donde los protagonistas son hombres de la iglesia, que en nombre de Dios son capaces de cometer las peores bajezas, sin ir demasiado lejos, esta misma semana, se toma conocimiento de un hecho que implica al rector de una reconocida institución educativa.
El nivel interpretativo es muy bueno, en algunos casos superlativo, teniendo en cuenta que alguno de ellos, actores con mucho talento y una formación a conciencia, están haciendo sus primeros pasos sobre un escenario, tal el caso de Luciano Alanis, en su rol de Björk. Completan este elenco de intrépidos actores: Fernando Alvarez(Marko), Pablo Valvez (El Abad), Amílcar Ferrero (Judas) y Denis De Vita Fernández (Friorik) todos de un gran desempeño.
Una puesta sencilla pero totalmente acorde al relato, es muy sencillo para el espectador ubicarse en el contexto que la dramaturgia porpone. Música en vivo que otorga un clima muy especial a la obra y un diseño de iluminación que enmarca a la perfección esta propuesta dramática.
Ser de Nadie, es la ópera prima de Mariana Coronado que debuta sin miedo, en estas lides, con un tema que en teatro practicamente no se ha tocado. No es asunto sencillo de abordar, puede herir la sensibilidad del espectador que profesa pero es un tema que hay que asumir, es necesario transitar por el relato, para poder percibir, aunque sea mínimamente, lo que le pasa por el cuerpo, por el espíritu y por la mente, a la víctimas de tan cruel atropello. Hacer foco en esta dura cuestión, no pone en duda la religión, sino solo a los hombres que se enbanderan en ella. La construcción de los diálogos es muy bella, en algunos personajes los diálogos son poesía pura y en el caso del Abad, que es la personificación del mal, los textos tienen el peso de la impiedad.
Ser de Nadie es brutalmente actual. Una propuesta digna de ver, de muy buena factura. Claramente, imperdible!
Redactora: Andrea Alejandra González
Ficha técnico - artística:
Dramaturgia: Mariana Coronado
Actúan por órden alfabético: Luciano Alanis, Fernando Álvarez
Denis De Vita Fernández, Amilcar Ferrero, Pablo Valvez
Música: Verónica Mihura
Vestuario: Mirta Moreira
Escenografía: Martín Chino Díaz
Fotografía y Diseño: Sebastián Romero
Video: Manuel Saratella
Diseño de Iluminación: Carlos Guida
Asistentes de Dirección: Juan Uriel Dujo y Francisca Tiscornia
Prensa: Octavia Comunicación
Puesta en Escena y Dirección: Mariana Coronado
Teatro La Mueca
Cabrera 4255 - Sábados 22:45 hs
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