LA GRAN MANZANA

LA GRAN MANZANA

De Ariel Boiola

 

Los hombres y las mujeres a veces descubren que es difícil encontrar a la pareja deseable para el matrimonio. Puede ser cierto. Pero hay otro componente en la situación: no es suficiente encontrar a la persona adecuada, nosotros debemos ser la persona adecuada. 

 

H. Jackson Brown

 

La gran manzana es un juego de tira y afloje dónde el matrimonio de Daniel (Fernando Castrillón) y María (Áluck) se disputan la continuidad de su relación. Las necesidades o insatisfacciones en la pareja van saliendo a la luz, a medida que la competencia avanza.  

En su mundo hay leyes, hay un juez (Nicolás Munaretti) quien se “asegurará” de que éstas se cumplan; dos rivales, o sea dos equipos, “Manzanas rojas, ella” y “Manzanas verdes, él”. Solo uno ganará. ¿Quién será?...

 

Existen postas y en cada una de ellas veremos sus miserias y el motivo que los llevo a esta crisis. No es lo que les pasa, sino lo que hacen con lo que les pasa.

He aquí  el nudo del conflicto humano y la base de los conflictos en los matrimonios, de una familia.

Tienen ideas y/o estrategias distintas, y quizás presionen el uno al otro para que caiga en su plan.

No es verdad que las personas se resistan al cambio; en realidad, se rehúsan a ser cambiadas, a que otro quiera cambiarlas. En el fondo, todos queremos cambiar, queremos crecer, queremos superar los desafíos con otros seres humanos, y más si en éstos seres, el enamoramiento sigue estando.  

 

En medio de esta disputa, el único hijo, llamado por la pareja Verdulero (Fausto Duperré), él se muestra tímido, inocente, abnegado, hasta podría pensarse irracional o ajeno a lo que pasa; no se confronta con sus padres, acepta su voluntad. Por momentos mimado, consentido, por otros, no tenido en cuenta, ignorado, sin protección alguna. Él observa y se alimenta de las acciones y reacciones de ellos, mientras come y come manzanas. Y también juega con sus padres, en esta lucha de… “manzanas”.

 

Para que una pareja sea feliz no tiene que tener todas sus diferencias resueltas. No hay pareja que esté 100% satisfecha. La gran mayoría de las parejas aprenden a resolver una parte de sus diferencias más importantes, y aprende a vivir con las realidades del otro que no puede cambiar.

Una pieza teatral que te deja volar la mente, pero bien lejos. Con gran ingenio y creatividad, una vez más Ariel Boiola (Autor y Director), nos lleva de viaje, transitando por diferentes estados, en medio, hace un par de paradas con un exquisito humor negro, y luego nos conduce a un buen destino, la reflexión.

 

El secreto de un buen matrimonio es una mala memoria (Perdonar).

El perdón, clave de la persistencia del matrimonio.

Evaluar la relación no es poner en duda el amor, es más bien notar aquello en lo cual se puede o debe mejorar.

 

Hay una experiencia actoral que se percibe enseguida en el escenario. Se conocen los tiempos a la perfección y funcionan como un elenco sólido, dinámico en forma impecable.

El vestuario, la escenografía, utilería, retrata la excelente personalidad de una gran puesta en escena.  

Luces, sonido, música en vivo y canciones, le dan el toque justo para un resultado victorioso.

 

Calificación: Muy Recomendada!

Redactora: Silvina Brandana

 

Ficha Técnica:

Dramaturgia y dirección: Ariel Boiola.

Elenco: Áluck, Fernando Castrillón, Fausto Duperré, Nicolás Munaretti.

Músico en vivo: Diego Bustos.

Vestuario: Mabel Yemha y Áluck.

Diseño de escenografía: Compañía Teatro Interactivo.

Realización de escenografía: Mariana Giacobbe.

Fotografía: César Mancilla.

Asistente: Matías Calabrese.

Prensa & Difusión: Mariano Casas Di Nardo.

 

Teatro: Teatro Liberarte, Av. Corrientes 1555, CABA

Funciones: Todos los viernes a las 21:30hs.

Reservas: 4375-2341.

Entrada: $180 

(Descuentos a jubilados y estudiantes $120).

 

 

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