01. agosto 2016

UN JUDÍO COMÚN Y CORRIENTE

UN JUDÍO COMÚN Y CORRIENTE

De Charles Lewinsky

“El deber del superviviente es dar testimonio de lo que ocurrió, hay que advertir a la gente de que estas cosas pueden suceder, que el mal puede desencadenarse. El odio racial, la violencia y las idolatrías todavía proliferan.”

ELIE WIESEL

Una historia de la humanidad, una historia de familia, una historia de horrores que no te permiten olvidar.

Los nazis mataron a unos 170.000 judíos alemanes durante el Holocausto. Pero no pudieron matar a los padres de Goldfarb (Gerardo Romano), un judío alemán, que vive en Alemania, y es testigo de los efectos de la sociedad tecnocrática que aleja al ser humano de la educación del espíritu, y lo hunde en una indiferencia metafísica.

Desnudar la herencia vivencial duele, más por explorar la confesión de la intimidad de los fantasmas y pesadillas que esto provoca, emergiendo pasión y violencia en sus juicios, rigor y agudeza crítica y a un ritmo elocuente como si fuera un ensayo de opinión.

Goldfarb es un ser enfrentado al retrato del oficio de un escritor, su pluma es conocida y polemizó con muchas ideas de su tiempo y con los límites de la palabra, pero nunca con su voz.

Para su asombro, es invitado como un honorable intelectual a conferir frente a un grupo de alumnos de nivel secundario que están estudiando el nazismo. El profesor de historia le pareció una manera directa para abordar la temática, nada mejor que un sujeto que sabe muy bien el desencantamiento de la cultura judía.

Esta convocatoria despierta un sinfín de argumentos para decir que NO asistirá, atormenta e impulsa a este judío al punto que, su racionalismo lo llevó a una manifestación de las fuerzas elementales del alma, envuelto en un lenguaje de pura inspiración, propia de un Goethe.

Un unipersonal visceral, súper exigente, no da respiro, ni al público porque acapara la máxima atención por la impronta del relato, por la pasión y obsesión en cada pasaje que profundiza su intérprete y mucho menos le da pausa al artista sobre el escenario, más de una hora de un intenso monólogo poético, cargado de humor y dramatismo.

Digno de ser representado por un grande, un virtuoso del arte escénico. Sublime, emotivo y memorable personaje, un estilo grandilocuente de Gerardo Romano.

Pero él no está sólo, sí sobre el escenario, pero detrás de todo este montaje, hay un equipo de profesionales de alta gama para lograr esta brillante producción.

Su director Manuel Gonzalez Gil, plasmó su fabulosa inteligencia y/o experiencia, logrando una puesta en escena de alto impacto.

Dotado por una escenografía que logra la reminiscencia de una época, un departamento clásico y con estilo, un muebleario retro, majestuoso diseño.

La música y las luces, terminan de completar la excelencia.

Un tesoro teatral.

Redactora: Silvina Brandana

Ficha técnico artístico

Autoría: Charles Lewinsky

Versión: Lázaro Droznes

Actúan: Gerardo Romano

Escenografía: Marcelo Valiente

Música: Martin Bianchedi

Asistencia de dirección: Rubén Cuello

Producción: Ezequiel Paredes, Pablo Silva

Dirección: Manuel González Gil