Eso que vos y yo llamamos Plenitud

Eso que vos y yo llamamos Plenitud

De Mauro Molina

La palabra eutanasia viene del griego,

eu = bueno, thanatos = muerte.

"Buena muerte", término que ha evolucionado y actualmente hace referencia al acto de acabar con la vida de una persona, a petición suya o de un tercero cercano, con el fin de minimizar su sufrimiento.

¿Qué significa en realidad "morir dignamente"?

Las propuestas de legalización invocan con frecuencia el derecho a una "muerte digna". Interpretan que la vida humana no merece ser vivida si no es en condiciones de plenitud, incluso se basan en que es un acto de amor y compasión, como ayuda a un morir humanamente digno.

La primera premisa es que la dignidad de la muerte no radica en la muerte en sí, pues la muerte es lo más indigno que hay, el no ser, el camino hacia la destrucción; Más bien, la dignidad de la muerte radica en el modo de afrontarla. En realidad, no se puede hablar de "muerte digna", sino de "personas que afrontan su muerte con dignidad".

María lleva cinco años en coma y en el día de su cumpleaños, tiene un único deseo: irse, irse a un lugar muy lejos, donde probablemente pase mucho frío, pero no le importa, sólo quiere emprender el último viaje.

Su esposo cautivado por la luminosa personalidad de lo que era su mujer, y consciente de que ella sabe que está atrapada en su cuerpo, junto con la imposibilidad de ser escuchada, hasta el punto de verse y sentirse reducida a la condición de "piltrafa vegetativa"; entonces ahí se pregunta si se está cuidando la vida o prolongando la agonía que la puede llevar a la muerte.

Suceden situaciones extrañas, mientras está en la habitación de la clínica, hasta por un momento cree que ella le habla, y le dice que SÏ acepta, que se quiere ir en todas sus dimensiones orgánica, psicológica y espiritual, y que sólo alguien quien de verdad la ame, la conozca muy bien, puede ayudarla a desconectarse, porque, es lo si pudiera por sus propios medios ella haría…

¿Podrá él tomar el valor y la fuerza suficiente, para ver La Muerte y el dolor como dignificadores?... 

“Desde que se cesa de luchar por ella (la vida) ya no tiene sabor”. (Palacio Valdés) 

Una obra conmovedora, sutil y trascendental, una temática social que nos ayuda a entrar a vivir una experiencia superlativa absoluta. Una historia donde se presume casi imposible esquivar el melodramón, pero no por eso está excepta de algunos contrastes entre lo satírico, y lo irónico, lo que la hace aún más valiosa. Su magistral e inteligente autor Mauro Molina,una vez más nos reafirma su proeza, con este material que sólo una artista con libertad creativa puede realizar. La dirección y puesta es de tal perfección que no deja fisuras en la historia, enriquecida por multitud de pequeños detalles. 

Una precisa composición que da anclaje a cada personaje que se va desarrollando alternativamente, un elenco de lujo, destilan sensibilidad, veracidad y talento; resaltando la presencia escénica de María Viau,quien cautiva con su interpretación, estremece a golpe de voz y miradas, y un trabajo físico deslumbrante. Y quién hábilmente dejó su sello, fue el personaje del médico Gabriel Yamil,deslumbra por su realismo, la fuerza transformadora que le imprime, consigue que te rías en medio de la tragedia. 

Escenografía, utilería, audiovisuales, vestuario, todo da muestra de una obra de arte compacta, es de importancia destacar la contundencia y precisión de luces y sonido, al igual que la elección de la música. Todo es magistral, es una propuesta que sale del corazón. Está más allá del elogio, pero es una pieza arriesgada y narrativamente muy hábil.