TE VOY A MATAR MAMÁ

“Una hija es al mismo tiempo una copia de su madre y una persona totalmente distinta y única" Simone de Beauvoir


Te voy a matar mamá

                                                                                                                                                                        De Eduardo Rovner

Sin dudas, el sentimiento de culpa es una de las emociones más penosas para el ser humano. Muchas veces, es una advertencia, pero hay que darse cuenta de ello, ya que al sentir culpa pensamos inmediatamente en hacernos responsable de las consecuencias, pero tal vez, ya sea tarde. Este, podría ser un prólogo posible para hablar de la inquietante, reflexiva y entretenida obra teatral “Te voy a matar mamá” de Eduardo Rovner.


Florencia (María Viau), se prepara dentro de su departamento, para matar a su mamá apelando a diversos artilugios que, aunque ninguno la convence,  muchos de ellos la ayudan a recordarla en momentos difíciles que pasaron juntas producto de la incomunicación, los celos y de las desaprobaciones. Sus dichos, a veces humorísticos y otras, reflexivos, nos acerca a la propia vida, que con amores y desdichas vamos atravesando. A medida que avanza la historia, podemos presenciar como el enojo, que pareciera ser el motivo de su deseo censurable, se convierten un en dolor eterno.

 

María, tiene grandes dotes para la escena, la vocación le brota por los poros. Agudizamos los sentidos para no perder de vista ningún detalle, ya que, el estudio que hace del personaje es exhaustivo, se nota la energía y la exigencia en cada palabra que expresa. Tiene un óptimo dominio de la escena, se la ve apasionada en su trabajo, y, al decir unas palabras al final de la obra, se la observa disciplinada y afable.

 

Es un hecho teatral ágil; los movimientos continuos de la protagonista recorriendo y monologando en cada sitio del lugar, aprovechando toda la escenografía significativa, hablando con un ser que no está físicamente visible pero sí emotivamente, le da un sentido de plena fluidez. Sin dudas, el erudito de su autor, Eduardo Rovner, tuvo una visión holística del tema en cuestión, abrazando la trama; nos imaginamos como un círculo ó mejor aún, como un espiral que empieza con grandes surcos y termina en un punto crucial. Podemos decir que, con el enorme sostén de  la directora Herminia Jensezian, una maestra en interpretar y poner en práctica lo que el dramaturgo solicita, la apropiada producción de Pablo Mascareño, más todo el inmejorable equipo técnico que los acompaña, da como resultado una enfática y completa puesta.

 

Apoyamos y recomendamos éste unipersonal porque nos enfrentamos a una excelente actriz, que por su naturaleza y sensibilidad puede captar y absorber el texto plasmándolo en un trabajo de actuación sólido y creíble, además, porque el contenido es altamente versátil; nada es estático, ni el argumento  ni la representación.

Imposible, no emocionarse.

                                                                                                                            Redactora: Estela Gómez

                                                            27/06/2015

Ficha técnico- artística:

 

Autoría: Eduardo Rovner

Actúan: María Viau

Diseño de vestuario: Herminia Jensezian

Diseño de espacio: Herminia Jensezian

Diseño de luces: Herminia Jensezian

Fotografía: Tato Borounián

Ilustrador: Laura Laspiur

Diseño gráfico: Pablo González

Prensa: Pablito Lancone

Producción ejecutiva: Pablo Mascareño

Puesta en escena: Herminia Jensezian

Dirección: Herminia Jensezian

Duración: 55 minutos

 

TADRON TEATRO Y CAFÉ

Niceto Vega 4802 Capital Federal - Buenos Aires - Argentina

Reservas: 47777976

Web: http://www.tadronteatro.com.ar

Entrada: $ 100,00 - Sábado - 23:00 hs - Hasta el 18/07/2015


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