EL DIABLO PELLIZCA

EL DIABLO PELLIZCA

No logro olvidarme de él, demuestra ella al recordar sus libretos, aquellas grandes obras que marcaron su liderazgo artístico. Sin embargo, en algún lugar quedó dormida su memoria, se desconoce como actriz aunque rellena los baches con el arte, el mismo que aceitará sus personajes viviendo las aventuras entre la cotidianidad y los maravillosos fragmentos del pasado.

Sólo el amor, sólo el teatro, sus textos, sus potencialidades podrá perseverar en el tiempo.

“Primero se olvidó de los recuerdos y después se olvidó de sí misma”. Se repite una y otra vez…

Joaquina (MATILDE CAMPILONGO), quien supo ser Amelie Bertrand, una actriz que tuvo su momento de gloria, ha sido diagnostica con demencia senil, su familiar directo elige para su cuidado la residencia geriátrica “El diablo pellizca”, ahí ambas son recibida por una enfermera muy extrovertida una tal Lali (SILVIA VILLAZUR), quien se encargará de presentarla a Joaquina y presentarles uno por uno a sus nuevos compañeros de “elenco”, son adultos mayores que están en el patio del asilo, refunfuñando con sus destinos y atrapados por la inercia de la postergación.

Allí se encuentra la Sra. de Gutusso (SANDRA GRANDINETTI), ella en gran parte se expresa y se comunica a través de los refranes; también compartiendo el espacio está Don Jacobo (JAVIER GÓMEZ), quien cuenta con una inteligencia emocional, muy acertadas sus palabras, nos invita a la profunda reflexión; Don Giuseppe (DANTE IEMMA), el artesano del grupo, no hay imposible con el uso de sus manos y Don Dante (RAFAEL CEJAS), él es creación y expresión de pensamiento,  imposible hablar de uno, sin la presencia del otro, nos permitirá sensibilizarnos a través de la poesía.

Aparte de todas estas presentaciones, se le suma Rita (MARÍA LAURA LEÓN), quien desea con ansias que su madre Joaquina la recuerde, acudiendo periódicamente a verla, llevando diferentes dispositivos, en busca de un sólido reconocimiento como Hija!

Quién también es firme en sus visitas, y perseverante con sus objetivos es, su gran compañero de alma y de muchos escenarios, Horacio (LUIS ALMEIDA), él será el transformador de este lugar, interesado en rescatar a esa gran artista que fue Amelie Bertrand, propone jugar al teatro y así ella recordará personajes y parlamentos de diversos clásicos cómo: Norah de Ibsen, Adela de Lorca, la Porcia de Shakespeare.

Sin proponérselo, conseguirá ejercitar y fotografiar la memoria y será una sensibilidad común entre todos los internados.

Su mirada, reivindica la figura del maestro/director de teatro, tiene el mando de facilitar los aprendizajes y de ayudar a otros a lograr lo mejor de sí mismos.

El hechizo sanador transformará los fármacos en libretos, el patio del geriátrico la mejor escenografía, ideal para ambientar un grupo de seres humanos, dónde juegan con el pasado para recobrar la magia del presente. Provocando estímulos personales que ayudan a su calidad de vida.

La enfermedad no sólo se trata con terapia, sino con cariño también.

El gran mérito de la obra es poder visualizar este hondo, atrapante y concientizado mensaje, logrado a través de las sensacionales actuaciones. Un  esplendor de talentos, sus dramaturgas con su inteligencia y estética de escritura, excelente dupla.

Un elenco funcional totalmente, logra los matices perfectos para no caer en un solo estado anímico, por grandes momentos la risa y por pequeños la emoción, que puede conmover hasta las lágrimas, o dejarte en estado de pausa para reflexionar por un buen tiempo sobre el pensar, sentir y hacer.

Fantásticos, Geniales, Todas & Todos!!!  

La dirección impecable, una labor profunda desde todos los ángulos.

Acompañó perfectamente el bellísimo e ingenio vestuario; una escenografía justa, bien resuelta; la música encantadora, luces y sonido brindaron los climas propicios para cada situación.