Los Infelices - la pesca terminó -

"LOS INFELICES, la pesca terminó"

                     De Darío Bonheur

Elegimos no ver ante la presencia de la angustia, del dolor, de la infelicidad; lástima que enfrentar el problema a veces puede ser venenoso y significa elegir la peor la salida.

La rutina les ha impedido verse entre sí, hablarse y escucharse, sacar penas y responsabilidades. La atmósfera depresiva está instalada entre ellos.  

Los procesos de negación se convierten en aliados esenciales y en ciertas ocasiones, admitir lo que sucede y hacerle frente puede resultar demasiado doloroso, es lo que le ocurre a Eugenio (MARTÏN CAMINOS), sin embargo, son los dispositivos de defensa que lo obligan a optar por dejar los conflictos a un segundo plano, evadir los peligros y enfocarse a cuestiones que lo mantienen a flote.

Vilma (VALERIA KAMENET) esposa de Eugenio, lleva un profundo dolor en su alma, una experiencia traumática la ha dejado en un estado de regresión, un mal recuerdo del pasado es lo que no le permite perdonar. Su marido la saca de eje, la asfixia y el desprecio cada vez se reflejan más en ella, la bronca y tristeza están gobernando su mente, no piensa con claridad, a tal punto de volverse manipuladora y peligrosa, buscando a través de una trampa emocional, una nociva solución.

Un tercero en discordia está en medio de la pareja, Willy (HERNÁN MARQUEZ), empleado, compañero de pesca y amigo de Eugenio, él está al tanto de la situación de este matrimonio, porque ambos se encargaron de hacérselo saber, lo usan como escudo de esta relación tóxica.

Su personalidad vacilante y temerosa lo instala en una posición perturbadora, y lo reprime ante sus pensamientos y/o sentimientos, dubitativo para emprender cambios o cosas nuevas, se verá seriamente afectado para poner fin a esta conducta.  

Aferrados a un amor no correspondido, escarbando en la herida y no haciendo nada por resolver el problema, inventando adversidades donde no las hay.

El cinismo envuelto de “buen humor” por un lado, y los silencios por el otro, lleva a estas tres personas a ser víctimas, de infelicidad.

Una obra expectante, centrada en todos los extremos del alma humana, con tiranos vínculos afectivos, donde canalizar sus deseos o motivaciones no tiene límites.

Fascinante trama, sencilla pero muy atractiva, la creación y definición de los personajes, y la realidad que los rodea. La gran capacidad del autor DARÏO BONHEUR, queda expuesta a la hora de manipular la inteligencia emocional del espectador, además de su impecable dirección que explica su peculiar e ingeniosa manera de exponer tal propuesta. 

Brillantes actuaciones, elemento clave para hacer de esta dramaturgia la excelencia, sin fisuras, los estados anímicos de los personajes transitan por diferentes procesos, con ritmo e intensidad, recorriendo el espacio escénico en todo momento. 

Muy buena la selección musical, iluminación precisa, escenografía muy dúctil y práctica para la puesta.

ALTAMENTE RECOMENDADA! Una pieza teatral para disfrutar de principio a fin.