“Sólo durante los tiempos difíciles es donde las personas llegan a entender lo difícil que es ser dueño de sus sentimientos y pensamientos” Antón Pávlovich Chéjov
El jardín de los cerezos
Anton Chéjov*
Antón Pávlovich Chéjov, nació el 29 de enero de 1860 en Taganrog Ucrania. Fue un escritor ruso autor de novelas, relatos cortos, ensayos, obras de teatro y, sobre todo, multitud de cuentos, género literario en el que se lo considera un maestro. Era médico de profesión y durante toda su vida fusionó la gran pasión que sentía por la literatura con la medicina. Sus obras de teatro "La gaviota", "Tío Vania", "Las tres hermanas" y "El jardín de los cerezos", aunque originariamente pasaron desapercibidas, luego obtuvieron un gran éxito al ser representadas por la Compañía de Teatro de Arte de Moscú. A nivel internacional, este autor no se hizo popular hasta el final de la Primera Guerra Mundial, con la traducción de sus obras al inglés de la mano de Constance Garnett. El literato, comenzó a escribir por motivos económicos, para ayudar a su familia. Sus primeros escritos fueron relatos cortos que ridiculizaban el tipo de vida de la sociedad rusa, siempre defendió la sencillez y se mostró contrario a la banalidad y la vulgaridad.
La obra de teatro “El Jardín de los Cerezos”, nos muestra el mundo cerrado de una clase aristocrática tendiente a desaparecer por no aceptar los cambios inevitables de la vida. Con discípulos acostumbrados a filosofar y con descendientes de cautivos negadores de su libertad, son dominados por las épocas que, ineludiblemente, se transforman. La nueva burguesía llega para desplazarlos y aunque ellos se nieguen a aceptarlo se van a tener que adaptar a una nueva forma de vida. Lo interesante es que en el medio de ésta trama realista, el simbolismo irrumpe para hacernos reflexionar y pensar en lo que estamos viendo. Muchos personajes en escena: Liuva, la propietaria rural; Ania, su hija de diecisiete años; Varia, una hija adoptiva de veinticuatro años; Gaev, el hermano de la propietaria; Lopakhin, el mercader negociador; Trofimof, el eterno estudiante; un administrador; una jóven camarera; Firz, una camarera anciana; músicos, sirvientes y otros, que nos envuelven en un drama de la época costumbrista que, Chéjov, calificó como una comedia, porque en vez de restringirse en estimular la piedad de los mártires, los recubre de rasgos sarcásticos, alterando el arraigado estereotipo.
La historia nos cuenta que, una acomodada familia rusa tiene problemas económicos que sólo podrían solucionarse con la venta de una colorida parcela que poseen, de gran extensión, “El jardín de los cerezos”. Pero, esta medida no convence a sus propietarios, ya que su venta provocaría la desaparición de la finca. Los personajes viven una vida natural y rutinaria en donde la cotidianeidad los absorbe y los obliga a sobrevivir monótona, con amores no correspondidos, divagando por su propia realidad, pero, a pesar de todo, no es tan apacible y tranquila como parece. Los aristócratas son cordiales y atractivos, pero también haraganes, derrochones, ostentosos y la caída final se debe a las apatías e incompatibilidades. Pero como, Lopakhin, en cambio, es un triunfador, hacendoso y nada presumido, su resultado será demoledor. Parece un inescrupuloso, pero no un desalmado. Hasta las últimas consecuencias pretendió persuadir a Liuva y Gaev, que les convenía vender el jardín pero al no ser escuchado no tuvo más alternativa que hacer su propio negocio. El jardín de los cerezos se derrumba como emblema de un modo de vida que le tiene miedo a lo nuevo y desconocido, aferrándose desesperadamente a lo antiguo ya conocido.
La directora de ésta puesta en escena es Helena Tritek, a la que podemos definir como una persona muy detallista y que aprecia mucho el talento del autor ya que se involucra al máximo en el desarrollo de la misma. Se puede notar que su mano acompañó durante todas las escenas cada desenvolvimiento de los actores, fue el trabajo en conjunto lo que hizo que se lograra éste producto de alto nivel artístico. Impecable, la labor de todos: Mario Alarcon, Lucía Alfonsín, Cristina Banegas, Belén Blanco, Gipsy Bonafina, Fabián Bril, Maruja Bustamante, Gonzalo Domínguez, Ariel Gangemi, Martín Henderson, Diego Lorenzo, David Masajnik, Esteban Meloni, Sandro Nunziatta, Nelly Prince, Gustavo Rey, Marko Vega, Alejandro Viola; la calidad estuvo presente en todo momento demostrando la versatilidad que poseen al mezclar la simpleza y la ostentación, con una dualidad impecable, como observamos en el argumento. El vestuario y la escenografía, tienen un valor impresionante en creatividad y buen gusto. Y, qué mejor encuadre que el del Teatro General San Martín para deleitarnos y sumergirnos en el mundo eterno de Chejóv.
Los artistas consiguen no cansar al espectador, sacan lo que piensan a través de las escenas, diálogos e introspección de los personajes, que son creíbles, con una coherencia interna. No se perdió de vista el mensaje que querían transmitir ocupando la extensión que exija la historia.
Recomendada porque Helena Tritek, logró el objetivo de atrapar el interés del público escribiendo una versión desde la esencia, y, el equipo técnico-artístico lo coronó con su talento, profesionalismo y amor. IMPERDIBLE.
Redactora: Estela Gómez
Ficha técnico-artística
Autoría: Anton Chejov
Versión:Helena Tritek
Traducción: Galina Tolmacheva
Actúan: Mario Alarcon, Lucía Alfonsín, Cristina Banegas, Belén Blanco, Gipsy Bonafina, Fabián Bril, Maruja Bustamante, Gonzalo Domínguez, Ariel Gangemi, Martín Henderson, Diego Lorenzo, David Masajnik, Esteban Meloni, Sandro Nunziatta, Nelly Prince, Gustavo Rey, Marko Vega, Alejandro Viola
Músicos: Gonzalo Domínguez, Juan Faisal, Miguel Nehmad Alché
Vestuario: Eugenio Zanetti
Escenografía: Eugenio Zanetti
Iluminación: Eli Sirlin
Proyecciones: Eugenio Zanetti
Música: Carmen Baliero
Diseño: Mariela Rípodas
Coreografía: Sandro Nunziatta
Dirección: Helena Tritek
TEATRO SAN MARTIN
Av. Corrientes 1530 Capital Federal
Domingo, Jueves, Viernes y Sábado - 20:00 hs
Miércoles - 20:00 hs.
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