ANTÍGONA

“Antígona”

 

Una actriz, tres sogas y dos paredes que sirven de momentáneo apoyo. Y la luz. Nada más. Con esto se hace el más puro teatro. Con esto, Ana Yovino (la actriz) y Carlos Ianni (el director) construyen una excelente versión del mito griego. Tienen como base sólida donde apoyarse la adaptación que el poeta peruano José Watanabe hizo del texto de Sófocles, bella creación que rescata el núcleo del mito en sólidas y claras imágenes. “Agradezcamos hoy la vida y el sol y la paz que es un aire transparente, y empecemos a olvidar” es el deseo con que la protagonista, al comienzo de la obra, contempla la retirada del ejército enemigo y a los soldados muertos en el campo de batalla. Entre estos, sus dos hermanos. 

 

Por si no recordamos la historia, muy conocida y recorrida por innumerables versiones, Antígona, Ismena, Eteocles y Polinices son hijos de Edipo, casta maldita por el error primigenio del padre. Los dos hermanos varones se han enfrentado a las puertas de la ciudad de Tebas, en disputa por el poder, y han muerto ambos. Pero Creonte, tío de los jóvenes y nuevo soberano, juzga que uno de ellos ha sido traidor a su patria y prohíbe que se le dé sepultura. Antígona no puede cumplir el mandato real, porque es fiel a su sangre y a un orden superior, el de los dioses. Pide la colaboración de su hermana Ismena, quien se niega: tiene temor, y prefiere obedecer a los hombres. Antígona es condenada a muerte, pero con eso no cesan tampoco las desgracias. 

 

La tragedia como género sienta sus bases en los resortes de la traición, la injusticia y la muerte. Así en Sófocles. Pero Watanabe hace pie también en la soledad y la culpa de quienes sobreviven a la protagonista. 

 

En un excelente trabajo corporal y vocal, Ana Yovino asume las voces de Antígona, Creonte, Hemón, Tiresias e Ismena (la hermana que narra los hechos como testigo que es del horror y siente el peso de la culpa sobre sí). Pasa de uno a otro en forma absolutamente reconocible y sin dificultad. 

 

La puesta es austera, ajustada y acertada, tanto en vestuario y  escenografía como en el diseño de luces y sonido. Así podemos “ver”, en la nada del escenario casi vacío, un cuerpo muerto custodiado por guardias y asediado por perros y aves carroñeras, el foro de la ciudad donde el rey da sus discursos, la cueva tapiada por piedras en la que Antígona pasará sus últimas horas… 

 

Una actriz, tres sogas y dos paredes. Un texto. Y el público, claro. No quiero olvidar aquí a aquello que da sentido al rito teatral: la comunicación con el espectador. Comunicación que se hace evidente, en la tragedia, en el total y absoluto silencio de más de una hora del público presente. En las dos plateas que flanquean el escenario con dos frentes del CELCIT, silencio absoluto, sólo interrumpido por el aplauso final.

 

Calificación: ALTAMENTE RECOMENDABLE

 

REDACTORA: Marián Alfonso

 

 

 

FICHA ARTÍSTICO-TÉCNICA:

 

Actuación: Ana Yovino

Musicalización y diseño de luces: Carlos Ianni

Escenografía y vestuario: Solange Krasinsky

Asistente: Soledad Ianni

Dirección: Carlos Ianni

 

CELCIT

Moreno 431

Viernes 21 hs.

 

 

 

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