CLAVELES ROJOS

Claveles rojos

         Luis Agustoni

Yo no digo que todos los hombres sean iguales en su habilidad, carácter o motivaciones, pero sí afirmo que debieran ser iguales en su oportunidad para desarrollar el propio carácter, su motivación y sus habilidades.                      

 » John F. Kennedy 

Liliana Doblas (María de Pablo Pardo) es una joven especial, nacida en el seno de una familia especial. Ella fue diagnosticada como "fronteriza", su familia está convencida que pasó la frontera y sus limitaciones son mucho más graves, la consideran débil mental e incapaz. El asunto traspasó las paredes del hogar, se está debatiendo en un juzgado donde la familia Doblas está irreversiblemente dividida, de un lado María y del otro su madre, Estela Suárez de Doblas (Teresa Solana). 

La familia Doblas es una tradicional familia de la ciudad. El fundador de la familia había recibido unos campos en herencia y había dedicado toda su vida a acrecentar el patrimonio familiar dejando a su partida un importante legado. Sus hijos y su viuda se dedicaron a gozar de los beneficios de esta herencia sin ningún tipo de límites ni restricciones, llegado el momento de poner un poco de orden y hacer la sucesión resuelven declarar a María incapaz y nombrar a la madre su curadora, de este modo habría menos personas entre quienes repartir el poco dinero que va quedando. María no está interesada en el dinero, no es esa su preocupación, su único propósito es liberarse de esa familia que la repudia, la discrimina y la somete. Decide enfrentar en un tribunal a su familia y buscar su autonomía legal, para eso va en busca de un buen abogado que acepte llevar su defensa y consigue que el Dr. Fernando Millán (Santiago Rapela) lleve su caso adelante. María debe someterse a rigurosos test de evaluación y a continuos destratos, todo se le hace cuesta arriba, los diagnósticos no son favorables y los fallos contradictorios, cuando está comenzando a declinar, su abogado es quien la anima a continuar. La historia tiene un cierre magnífico para conocerlo obviamente hay que concurrir un sábado al Teatro "El ojo" y elegir cualquier de las funciones que ofrecen, eso sí, es recomendable hacer una reserva telefónica previa o concurrir con tiempo a la boletería porque el boca a boca ha hecho que las funciones de esta obra sean a sala llena y deban recurrir a poner asientos extra. 

La dramaturgia de Luis Agustoni está basada en una historia real, es un texto sólido por donde se lo mire. La dirección y la puesta en escena es sumamente efectiva, lleva al texto a su máximo esplendor. La escenografía es mínima, una mesa grande colocada en el centro de la escena y a los costados sillas. La razón es simple, esa escenografía debe mutar permanentemente de un juzgado al estudio de un abogado, al departamente de María, la casa familiar, consultorios de medicina forense, la oficina de un juez. La obra tiene un ritmo vertiginoso y la escenografía debía poder seguirle el ritmo, por esta misma razón mientras se está representando una escena, las sillas de los costados están ocupadas por los personajes que protagonizaran la siguiente escena. Son doce actores en escena cubriendo veintidós roles. Los personajes están cuidadosamente delineados, aun cuando varios de ellos sean cubiertos por un mismo actor son roles definidos y maravillosamente interpretados. La técnica (iluminación y sonido de Ramiro Galmes y Lucas González) acompañan a la perfección la puesta. Actuan también: Ana Luz Furth, Luis Troncoso, Matías Durini, Julieta Bermúdez, Laura Accetta, Constanza Fossatti, Pablo Gugliano, Leonardo Prestia y Alejandra González. Todos se desempeñan con un profesionalismo extremo. Cabe destacar el trabajo de María De Pablo Pardo, su personaje es entrañable, tan delicadamente dibujado que en ningún momento cae el absurdo ni en la caricatura. No en vano fue premiada por la Escuela de Espectadores de Jorge Dubatti y obtuvo el premio Estímulo María Guerrero 2013. 

Son varios los mensajes que nos deja este magnífico hecho teatral. Son muchas las preguntas que podemos hacernos y muchas las respuestas que podemos arriesgar. ¿Qué se considera "normal"? ¿Todas las incapacidades se miden con un test? ¿Cuántas incapacidades somos capaces de reconocernos los seres considerados "normales"?  La obra aborda infinidad de temas a una velocidad trepidante, uno disfruta muchísimo desde la butaca pero también disfruta del después, de lo que genera en uno lo visto y oído una vez que se abandona la sala. 

Definitivamente "Claveles rojos" es una puesta que hay que ver y que hay que acompañar en su cuarta temporada. Es una conjunción maravillosa de talento y solidez argumental.