01. febrero 2014

Negro y Blanco y ... Sangre

Negro y Blanco y ... Sangre

Jorge Medina

Esa rubia debilidad ...

Erika (Silvina Scheffler), una jóven rubia monisima está en plena celebración de su boda, cansada de tanto ajetreo se refugia en su cuarto, donde su blonda madre (Paula Volpe) va a buscarla. Erika le confiesa a su madre que su casamiento se adelantó porque está embarazada, espera un bebé rubiecito y perfecto. La noticia, más allá de hacerla feliz, abruma a su madre que preocupadísima intenta buscar una solución. Ante la ausencia de su esposa y su hija, Aldo (Germán Kraus) un galán maduro y rubio decide ir a buscarlas, es así como se entera de la ¿buena nueva? El dormitorio se convierte en un gran salón de encuentros, entra el novio, tan rubio, tan profesional y tan adinerado (Miguel Habud), el hermano carismáticamente dorado (Emiliano Rella) y la abuela paterna (Marta Bianchi) tan rubicundamente adorable a quien todos desean escuchar porque es ella y solo ella quien debe develar un secreto familiar que pondrá en juego el futuro de esa pareja. La única persona que parecería desentonar en esa paleta de sublimes dorados es Mirta (Sabrina Olmedo) la sirvienta, que cual morocha argentina conoce los tejes y manejes de toda la familia y será quien termine de develar los sórdidos enigmas que guarda esta alienada familia.

La dramaturgia de Jorge Medina podría encuadrarse en una comedia de enredos "color negra", lo peor que le podría pasar a esta familia cuya premisa principal es abolir el negro. Es una comedia de verano con una ambiguedad, por un lado aborda temas trascendentes pero desde un lugar tan incómodo como absurdo: el racismo extremo, donde no se puede nombrar ni siquiera el té o la cerveza negra, el clasismo, la diferencia entre hijos naturales e hijos adoptivos, las posturas políticas, la violencia en la pareja, las drogas, la infidelidad ... cuestiones que hacen que no se puede catalogar como una comedia de verano ligera ya que el INADI y otras tantas asociaciones se harian una panzada viéndola. Por el otro lado estos mismos temas estan abordados con una mirada tan absurda e incoherente que termina eliminando todo tipo de sustento dramático a la discriminación. Es una burla a toda acción segregacionista y al mismo tiempo una chanza a todos aquellos que ven un acto discriminatorio en cada actitud o palabra. La impecable dirección de Carlos Evaristo saca lo mejor de cada uno de los integrantes de este elenco que esta compuesto por grandes figuras y por otras con menos de trayectoria pero no por eso menos talentosas como Sabrina Olmedo o Emiliano Rella. Por momentos la platea murmura no entendiendo muy bien que postura tomar frente a lo que ve hasta que finalmente se relaja y termina disfrutando de situaciones muy desopilantes, sobre todo un pie muy logrado entre Paula Volpe, Germán Kraus y un objeto determinado. La puesta está apoyada en un muy buen diseño de luces, sonido (TRSONIDO y Sandro Massironi) y una escenografia muy apropiada (Alejandra Vilar), al igual que el vestuario. Si bien el texto no es el punto más fuerte de esta puesta se pasa un grato momento.

Redactora: Andrea Alejandra González

Ficha técnico artística

Autoría:

Jorge Medina

Actúan:

Marta Bianchi, Miguel Habud, German Kraus, Sabrina Olmedo, Emiliano Rella, Silvina Scheffler, Paula Volpe

Escenografía: Alejandra Villar

Iluminación: Sandro Massironi

Realización de escenografia: Lautaro Canet, Mario Canet, Mauro Canet

Vestidores: Myriam Manelli

Diseño: Pablo Castaño

Fotografía: Marieta Vazquez