JUEGO ROTO

JUEGO ROTO

“Esta obra es el encuentro, es un estímulo para seguir recordando la lucha del 2001, para seguir trabajando. Porque nuestra tarea, además de recordar y juzgar, es la de seguir haciendo historia”

¿Se aprende de la experiencia?

Aprender significa libertad, curiosidad, investigación. Cuando un niño aprende algo tiene curiosidad, quiere saber, se trata de un impulso libre, no de adquirir ese impulso y moverse a partir de esa adquisición.

Hemos tenido muchas experiencias con nuestros amigos, nuestra familia, nuestra nación, y no hemos aprendido nada. De hecho, aprender sólo puede suceder cuando uno está libre de toda experiencia.

Tenemos innumerables experiencias, hoy nos centramos en la del 2001. Juego Roto nos muestra una de las variantes, una faceta que compite contra el poder o contra el enemigo, un grupo de mujeres obreras, fabricantes de piezas de ajedrez artesanales, que intentaran sortear situaciones problemáticas de alto nivel económico, apoyándose en el trabajo en equipo y en las ideas de un empleador distinto al común denominador de la clase social de la cual proviene.

Estos hechos perjudicaron la salud no sólo física sino por sobre todo psíquica de muchos jóvenes - adultos argentinos de clase baja. Una dramaturgia tipo farseada con un gran tono de humor, que nos relata en forma original y poco representada de alguna manera, lo que quizás haya sido el peor derrumbe social de la historia argentina. No se trató, desde ya, de una mera crisis económica, sino que se puso en juego la posibilidad de la continuidad del Estado Nacional como entidad con capacidad de autogobierno. Hacia fines de aquel año, la disolución de los vínculos políticos, económicos y sociales llegó a un punto tal que no podían garantizarse las condiciones para la supervivencia “normal” de amplias franjas de la población. Entre esas franjas se encontraban la de los TRABAJADORES puestos como peones de un juego de ajedrez.

La mayoría de los personajes, son interpretados por un grupo de adolescentes, jóvenes que cumplen con el texto, sin mayor expresividad, resaltando unos pocos, algunos momentos por tener más presencia escénica y aptitud corporal dentro de lo actoral.

La escenografía tiene cambios que están buenos, cómo para mostrarnos el ida y vuelta de una misma situación social.

Una obra para diferentes públicos, que puede gustar o no, pero te deja pensando y reflexionando una vez más, sobre la resignificación de esta crisis.

Sergio Di Crecchio su director, y se dice también el autor, pero él prefiere decir que es un trabajo en cooperativa con los participantes. Hizo un lindo trabajo pedagógico con su obra junto a  los chicos.