PAJARITO

PAJARITO

De Osjar Navarro Correa

La delincuencia, con los agentes ocultos que procura, pero también con el rastrillado generalizado que autoriza, constituye un medio de vigilancia perpetua sobre la población: un aparato que permite controlar, a través de los propios delincuentes, todo el campo social.

                                     Michel Foucault

La historia de Pajarito se divide en diferentes miradas, que se elige para intentar acercarse a esa vida que corre y que lo envuelve. Donde termina expresando realidades que exceden la trama y nos retratan como sociedad.

Una familia con códigos hostiles, que ocupan una pieza, en algún suburbio, compuesta por un hermano narcotraficante, una hermana malviviente, con quien no tiene buena relación. Y un joven delincuente recién salido de la cárcel por un homicidio, a quien le da lugar en su casa y en su vida, y le entrega su amor por completo.

Rezan junto a la virgen y le piden protección, gente de fe; una de las características fundamentales de este grupo peligroso; además de la conservación de la vida, especialmente cuando a pesar de una situación difícil o tras de un hecho o un momento muy significativo, tratar de mantener lo que queda de algo que ya no existe, una familia.

Un reloj que no marca la hora precisamente, sino el tiempo justo, para saber cuánto tiempo les queda de vida.

En un confuso episodio la hermana efectuó un disparo que impactó en el abdomen, a raíz del balazo, el joven protegido por Pajarito murió casi en el acto, como consecuencia de la lesión sufrida.

Al recibir la voz de alto, abrieron fuego y se registró un tiroteo, que finalizó cuando todos perdieron el control. A los tiros, pretendieron huir, y sin dudarlo, Pajarito leal a sus sentimientos, se venga de quien le arrebato la vida de su amor.

Al cabo de unos instantes y ante la inmediata escena cruda que refleja el calvario de esta gente, le ofrece escapar su hermano, salir de esa madriguera y volar hacia otro sitio, el lugar estaba ya en sus planes, pero Pajarito no quería dejar su nido, en el yacía tendida la persona por quien podría haber cambiado su destino.

Abatido en la persecución, tras un enfrentamiento con la policía, cae también su hermano, sin más y acorralado por su propia decisión, abre su jaula y se arroja al abismo como único resultado, un fuerte final.

Desvíos y desmesuras, una ficción que no nos deja mentir.

Una propuesta diferente llevada a cabo por una mirada sensible, comprometida emocionalmente y con un interés social. Adquirió una revelación silenciosa y contundente a la vez. Un trabajo jugado y muy bien ejecutado por su autor y director.

El montaje de la escenografía es impecable, hacen de la dramaturgia una experiencia muy disfrutable. Minuciosa en todos sus detalles, utilería, sonidos e iluminación.

Los actores requieren de una preparación física y sensorial activa. Recorren el espacio a la perfección. Muy logrados sus personajes, cada uno con su atractivo particular. Pero el personaje principal, logra conmover y sensibilizar al máximo y hacerse querer al instante.

Una puesta en escena de alto contenido violento y sentido, interactuando con las personas y sus vínculos. Impactantes simulaciones. Cada acción es una historia. Cada movimiento es en continuidad completando lo anterior.

La teatralidad latente en los cuerpos y sentidos de los intérpretes hacen de este espectáculo un hecho escalofriante, del que no deben dejar de ver.