07. septiembre 2013

Simplemente Sucede

“Para ver claro, basta con cambiar la dirección de la mirada”

Antoine De Saint Exupery

“Simplemente Sucede”

Una caricia al corazón

Inevitablemente, siempre pensamos en el destino, que para algunos ya esta escrito y no se puede cambiar, pero, como nada es estático puede haber otra línea de pensamiento que afirme que su formación sea según el accionar de cada uno, que de nosotros depende lo que somos y los que nos pasa, porque todo es una construcción diaria. Además, también depende cómo aceptamos nuestra vida, si somos agradecidos y nos adaptamos activamente a la realidad, o, si somos pesimista viendo siempre la parte negativa de los problemas. Nada es sencillo, es según las circunstancias que nos rodean y los conflictos que tengamos; a veces, no sabemos que hacer, si ampliamos la mirada para ver a nuestro alrededor y meditar antes de actuar o tomamos decisiones apresuradas producto de nuestra desesperación.

Por eso, en el momento de presenciar la conmovedora obra de teatro “Simplemente Sucede”, de Alejo Beccar, muchos cuestiones surgen en nuestro interior, haciéndonos recapacitar, poniéndonos en el lugar del otro, y, sobre todo tratando de “darnos cuenta”, que estamos vivos y que a partir de ahí hay muchas opciones para desarrollar, a pesar de queen algún momento empezamos a cuestionarnos todo y empezamos a preguntarnos “cuánto tiempo estaremos acá” o “por que vinimos a éste mundo”, entre otros comentarios existenciales que aparecen y desaparecen según nuestro estado de ánimo, tomando conciencia de la muerte y perdiendo la de la vida.

La narración, se centra en una plaza en donde Fernando (Damián Padín), un hombre atrapado en sus propias censuras, que no se quiere dar otra oportunidad, que está dispuesto a transitar por el infierno con tal de terminar con sus apremios, se encuentra con Fernanda (Nadia Brom), una mujer frágil en apariencia pero fuerte en convicciones y con una concepción positiva de un mundo lleno de trastornos e injusticia, con un dolor que la aqueja y que no sabe como va a finalizar. Ambos, se encuentran… ¿es casualidad? O ¿o es una causalidad? Solo se puede discernir sobre esa conjunción de dos seres humanos heridos, tan diferentes pero tan parecidos, después de verlos y escucharlos en una interesante y profunda charla.Los dos, nos muestran dos situaciones distintas, en donde realmente, no sabemos que les puede deparar su destino…

El contexto, nos ubica en el lugar propicio, envolviéndonos en un momento muy particular, apreciando la labor del equipo técnico y de la producción que se destaca por estar al servicio de los delicados detalles.

La dulce actriz Nadia Brom, logra una interpretación sublime al expresar los sentimientos de alguien que lo tiene todo, pero que hay algo que está por perder e intenta aferrarse a ello hasta el último instante; el vehemente actor Damián Padín, traspasa, en su papel, la cordura, pasando por una desestabilidad emocional que estremece.

Reconocemos, la sensibilidad de su dramaturgo y director Alejo Beccar, que nos lleva a compartir y remover sensaciones intensas, convirtiéndonos en parte esencial del relato.

Es una puesta altamente recomendable, por la calidez de su texto, por las actuaciones tan exclusivas y por, sobre todo, por emocionarnos al límite en todo momento. Para verla con el corazón abierto.

IMPERDIBLE.

“Siembras un pensamiento, cosechas una acción. Cosechas una acción y siembras un hábito; siembras un hábito cosechas un carácter, siembra un carácter y cosechas un destino”

Sharma, R.

Redactora: Estela Gómez

Ficha técnico- artística

Dramaturgia: Alejo Beccar

Actúan: Nadia Brom, Damián Padín

Diseño de luces: Alejo Beccar

Fotografía: Valentina Montenegro

Diseño gráfico: Nicolás Senestrari

Asistente de producción: Jimena Veiga

Asistencia de dirección: Valentina Montenegro

Prensa: Ces

Producción: Teatro La Tertulia