Un Hombre Tranquilo

Un Hombre Tranquilo  (Doce Cascabeles)

                           De Adrián Ortega

Cualquier encuentro es un gran encuentro, dice el slogan de una propaganda. Acá es esta comedia de enredos ocurre lo mismo.  

“Si se va en busca de tranquilidad, es el lugar equivocado”, la hostería La Josefina.

Esta es la historia de Emilio, un escritor, que decidió alojarse en la zona rural en un agujero del espacio y tiempo, de un pueblo al norte argentino, en búsqueda de paz para dedicarse a su pasión favorita que es terminar la novela que estaba escribiendo.

Ya el recibimiento es bastante particular en el hotel, la dueña tiene como característica que no soporta a los turistas, y una empleada que se destaca por sus malos modales y poco serviciales. Una dupla perfecta para este tipo de establecimiento.

Seguido a esto, se encuentra con un viejo amigo, aparentemente vacacionando ahí con su pareja, sin ni siquiera sospechar, que en realidad eran dos espías infiltrados; y luego la aparición de una mujer muy excéntrica, que será una integrante dentro de una pandilla que trafican diamantes.

A partir de aquí se desarrollará un encadenamiento de sucesos, que presagia una noche densa para el novelista,  pero que es el comienzo de lo que le espera, ignora el dilema y la cantidad de conflictos que sabotearan la serenidad y quietud que fue a buscar.

Nadie sabe quién es el enemigo ni quiénes son ellos mismos. La identidad es un relato incompleto. Y una canción que tiene como estribillo Doce Cascabeles.

Todo es paranoia e incertidumbre, pero envuelta en un mayor suspenso, que da lugar a algunas situaciones muy chistosas.

Una travesía que se desencadenará una ida y vuelta dinámica, desviando el rumbo de Emilio, que concluirá con un final sorpresivo, dándole otro sentido a la vida de este escritor.

La avidez del espectador se centra en querer conocer cómo ocurrió, cómo se generan los acontecimientos que transitan en esta desopilante comedia policial.

La risa y las situaciones divertidas ayudan a mantener la salud y contribuyen a reducir el estrés. Es por eso que recomiendo “Un hombre tranquilo”. Ofrece una dosis de humor y diversión que la hace única.

Cuenta con lindísimas actuaciones, diálogos para reír sin tanto pensar. Sólo disfrutar de un buen momento de humor.

Su director y/o actor Marcelo Silguero, dirige con precisión el pulso de la obra.

Escenografía muy atinada, precisa e ideal para representar los diferentes cuadros.

La iluminación acompañó la puesta en escena.