MADE IN LANÚS

GRUPO TEATRAL YUNQUE

Presenta

MADE  IN LANUS

De Nelly Fernández Tiscornia

“Nuestros pensamientos, creencias y acciones atraen consecuencias que corresponden a experiencias positivas o negativas: depende de nuestra mente. Tus pensamientos determinan tu experiencia.”

Esta obra, un clásico argentino. Por más que haya muchas versiones provoca una y otra vez, la muestra de grandes y pequeñas cosas que pueden afrontar día a día los seres humanos, que hace que crezca su fortaleza. Más bien se trata de hacer una suma de esfuerzos que pueden llegar a ser una transformación, como una muestra de amor para ellos mismos y por su vida.

Es esta maravillosa amiga, la personalidad que te da firmeza en las dificultades y te hace constante y perseverante en la búsqueda de tu propia verdad. La fortaleza es la que te ayuda a resistir. La fortaleza es nuestro devenir, haciendo de nuestras vidas enteras y provechosas algo notable.

En este caso es la elaboración y la resonancia de CONQUISTAR LA LIBERTAD.

En nuestro propio laboratorio de conductas y comportamientos, cada uno debe desarrollar una hipótesis de adiestramiento y estimulación cuando se produce un cambio radical en su hábitat, he ir buscando determinar hasta qué punto los estímulos externos modifican de una u otra manera la conducta humana, es lo que ocurrió con Mabel (NANCY GARCÍA) y Osvaldo (CARLOS COZZA). Hay un desplazamiento de impulsos, después de casi 10 años volver a su país de origen Argentina, provoca en ambos sentimientos encontrados. Por más profesional que seas, sino tenes amor, memoria, bronca, orgullo o desprecio, eres un robot inteligente, nada más que eso.

Un corazón, en las relaciones humanas, en tu lugar de nacimiento, no es reemplazable con nada. Sin amor al final, todo pierde su valor. Por más que a veces este afecto se demuestre a través de catarsis, recordando solo situaciones traumáticas, produciendo una reacción negativa, o reprimiéndose, esto es amor por más que el sujeto no quiera reconocerlo.  

Diferente es el caso del Negro (ALFREDO FLORIANI) y Yoly (BETINA BRAVO). La proyección en ambos aparece como mecanismo de defensa. Él proyecta con irse al exterior junto a su hermana Mabel, porque es lo que le permite huir de esta realidad que cada día lo empobrece más y le produce abatimiento para luchar.

Ella por el contrario, se niega al cambio, a lo desconocido, le da miedo, se resiste a planificar su vida fuera de todo lo que tenga que ver con su descendencia, con sus costumbres: siendo el hábito adquirido lo que le da valor para continuar, un valor que te vuelcan desde chico; una Nación es el conjunto de inclinaciones y de usos que forman su carácter nacional distintivo.

La distancia implica para Yoly desconfianza e inseguridad, lo que provoca el emergente.

Todas las conductas humanas son aceptadas y justificadas, desde el planteo que concierne cada situación particular.

Somos seres sujetos de necesidad, y esta necesidad pasa por tres ejes:

Lo que pensamos, Lo que sentimos y Lo que hacemos con lo que pensamos y sentimos.

Impecable despliegue escénico, minucioso cada detalle de la utilería. Muy elaborada la escenografía, desplegando la acción en función del espacio.

Las actuaciones maravillosas, en permanente movimiento. Una energía actoral, un compromiso con su texto, cada uno con su rol muy destacable y diferenciado.

Un grupo con sentido creativo, direccional y significativo. Abordando un clásico argentino, pero reelaborado por su director ANDRÉS DÍAZ MENDOZA; quien genera una nueva mirada sobre el mismo, multiplicando el imaginario social, y tomando en cuenta lo que la realidad nos enseña.