ESPUMAS DE ORIENTE

“Recordar un buen momento es sentirse feliz de nuevo”

GABRIELA MISTRAL

De Irene Almus

El radioteatro fue uno de las manifestaciones culturales más significativas que produjo la radio en las décadas del '30, '40 y '50. Luego, con la aparición de la televisión la mayoría de los planteles artísticos fueron atraídos por la tentadora pantalla chica y a medida que avanzaba la década del 60 fueron desapareciendo paulatinamente. Pero, como dice el viejo dicho "donde hubo fuego cenizas quedan", el radioteatro renació de sus cenizas como el ave Fénix y durante la década del 90 volvió a aparecer en algunas emisoras. Inclusive, ahora en el 2017, tenemos el honor de ver y escuchar uno de ellos y es gracias a la obra teatral “Espumas de Oriente” Un Melodrama Argentino, de la talentosísima Irene Almus, un integro homenaje a ese tiempo pasado inolvidable.

Nos situamos dentro de un programa radial de la década del 60, donde un compenetrado y sufrido presentador (Gabriel Virtuoso), comienza a relatar una historia de pasiones y abandonos; los personajes son una actriz famosa, Mecha Dalbón (Irene Almus) y, un joven principiante, Fernán Pelesucci (Julian Bruno), que representan sus papeles con vehemencia y con mucho ingenio. A la vez, cuando finalizan la transmisión podemos ver como estos dos actores comienzan a tener una relación amorosa desbordada por los juguetones celos, las frívolas ambiciones y las dolorosas traiciones. Ambas historias, cada una con su inigualable gracia, se cruzan, demostrándonos que fino es el límite entre la verdad y la fantasía. ¿Cómo terminara esta doble historia de amor?

Como poder describir, la impresión que tuvimos todo el tiempo. A medida que nos fuimos adentrando en la novela y conociendo a sus protagonistas nos embargó una gran felicidad.

Desde el principio comenzamos a reírnos sin parar, ya sea por las intervenciones del genial Gabriel Virtuoso, que con sus insinuantes tonos, sus picaras miradas y sus explicitas posturas, nos enganchó inmediatamente; por la espontaneidad de Julian Bruno, que usando la voz, la mímica y otros recursos corporales y emocionales también nos atrapó al instante; y por supuesto, por la magnífica actuación de Irene Almus, que con su gran presencia escénica y sus grandes dotes de comediante, caímos rendidos a sus pies inmediatamente.

Para destacar, es la aterciopelada y subyugante voz de Julian Bruno; igualmente sobresalen las voces de los tres artistas, que como si todo lo que ofrecen fuera poco, también son grandes cantores.

La puesta, es rutilante; la supervisión artística de Mariana Giovine, nos trae el ritmo constante y los silencios mimetizados, que van construyendo la trama en escena; el vestuario (Camila Castro Grinstein) muy atractivo contracta con la atenta iluminación (Fernando Chacoma) y con la añorada musicalización (Julián Bruno) que con canciones de la época nos sacó continuamente una sonrisa. Muy buena la caracterización de los personajes, así como también el léxico de antaño utilizado en los momentos apropiados.

El argumento, es divertidísimo, delicioso, inteligente. Nada quedo librado al azar, el cometido se ha cumplido, el público que se acerque a esta obra podrá explorar en profundidad las relaciones que existen entre el mundo de la ficción y el de la realidad desde una óptica atemporal, entretenida, ansiada, recordada; y, si a esto le agregamos la capacidad de una intuitiva autora con la particularidad de grandes actores, hace que el teatro se encuentra más vivo que nunca.

¡IMPERDIBLE! ¡IMPERDIBLE! ¡IMPERDIBLE!

Redactora: Estela Gómez

20/08/2017

Ficha técnico artística

Autoría: Irene Almus

Actúan: Irene Almus, Julián Bruno, Gabriel Virtuoso

Vestuario: Camila Castro Grinstein

Escenografía: Camila Castro Grinstein

Diseño de luces: Fernando Chacoma

Música original: Julián Bruno

Fotografía: ÁlVaro Delgado

Ilustrador: NurIt SImbler