LA FE DEL GORRIÓN (Piaf)

LA FE DEL GORRIÓN (Piaf)

De Agustín Busefi

 

Mi vida de niña puede parecer espantosa, pero era hermosa... Pasé hambre... Pasé frío... Pero era libre.... Libre de no levantarme... De no acostarme... De emborracharme... De soñar... De esperar. 


Edith Piaf   Cantante y poeta.                            

Nace: 19 de diciembre de 1915 - París, Francia

Muere: 10 de octubre de 1963 - Plascassier,Grasse, Francia

 

Una obra hecha homenaje, inspirada en la historia que relata una vida complicada, que merece ser contada y cantada. Su voz narra, a una mujer que carga un profundo sufrimiento y está devastada por las pérdidas y las desgracias.

 

Un canto a la libertad con un fuerte alegato contra todo tipo de violencia, y las consecuencias del alcohol y las drogas. Los amores, las guerras y la música, todo en una misma pieza.

 

Magníficamente bien representada, admirable desde todos los aspectos, por un lado su Voz angelical, traspasa los sentidos, logra con creces comunicarse y contarnos lo ocurrido aunque no se entienda, no se hable o practique el idioma, logra sensibilizar y captar al espectador su entrega artística, su pasión, y su gran talento, ANALÍA CAVIGLIA, se presenta con temas que hizo inolvidable la voz tan peculiar del Gorrión de París, y cantar sus canciones memorables en el idioma original, provoca más la alquimia del elixir de la vida.

Por otro lado su Interpretación, nos lleva de viaje por diferentes espacios y nos transporta al universo vivido por esta gran y recordada mujer Edith Piaf, entre melancolía y desgarro, asume un abordaje crítico de su inquietante vida, por momentos entre sus acciones, gestos, despliegue corporal y sus canciones, parecería que proyecta con imágenes su biografía.

Deslumbrante y excepcional actuación, ofrece una serie de cuadros íntimos, repasando el amplio repertorio, dónde la actriz y cantante es figura y parte de una misma composición.

 

Excelentemente bien acompañada la figura, por su autor y/o actor AGUSTÍN BUSEFI, con una prestancia e interiorización escénica muy sutil, cómo una voz de la conciencia, aparece este poeta entre neblinas de recuerdos, que provocan una ensoñación permitiendo el ir y venir del tiempo. Impactante su voz grave, su manejo de los tiempos para frasear de principio a fin una estrofa, aunque ésta no sea cantada, un poder absoluto para citar el suceso, influenciada en el tiempo y en el espacio, un desarrollo exquisito como narrador, asumiendo distintos roles que traen cruces e influencias entre cada personaje de su punzante dramaturgia.

 

La acertada y sólida dirección general está a cargo de ALEJANDRO CUESTA.

La escenografía, la ambientación y/o muebleario presenta un interesante trabajo. Al igual que las luces y sonido, provista por los técnicos del teatro Luisa Vehil, quienes una vez más demuestran sus grandes precisiones.  


 

SU VIDA, SUS AMORES Y SUS DESGRACIAS.

Es necesario mencionar algunos detalles de su biografía para poder comprender lo representado, ya que cuentan la mayoría de los sucesos.

 

Edith Giovanna Gassionnació en 1915, en plena calle de París. Su madre separada y en plena pobreza, da a luz con la ayuda de un gendarme. Sus padres eran alcohólicos por lo que fue dejada al cuidado de su abuela quien regenteaba un “burdel”. A los cuatro años sufrió de meningitis, la cual le generó una ceguera temporaria. Ya de adolescente trabajó con su padre viajando con un circo o haciendo acrobacias en las calles. Probó fortuna con el canto callejero, recogiendo pocas monedas diarias. A los 16 años quedó embarazada, pero su hija Castelle falleció a los dos años de meningitis, además ella quedó imposibilitada de tener hijos.

 

En 1935 cuando cantaba en una avenida de París, fue vista por un empresario llamado Louis Lepleé, el cual quedó fascinado y la contrató para que trabajara en su bar, fue quien la bautizó como “Piaf”, que significa pequeño gorrión, pues la veía como un pajarito con una poderosa voz. Leplée la convirtió en una estrella enseñándole a mostrar su talento ante el público; aquel cabaret era además un lugar donde venían muchas celebridades de la capital. Pero su vida nunca fue camino de rosas; al poco tiempo, Leplée, al que ella llamaba “papa” apareció muerto en su despacho. Aquel día no sólo perdió a su amigo y patrón, sino que la policía la trató como sospechosa del asesinato.

 

A partir de este momento ella comenzó a beber y a drogarse de forma infernal, y se acostaba con cualquiera, una vida movida y azarosa. Edith era de esas mujeres que cuando se enamoran, lo hacen hasta la médula. De esas que, cuando se proponen conquistar a un hombre, olvidan el sentido de la dignidad. Independientemente de las circunstancias en que se produjeran sus relaciones sexuales, probó de todo y gozó con cada uno de sus amantes. La palabra exceso no formaba parte de su vocabulario.

 

A finales de los años treinta del pasado siglo conoció al letrista Raymond Asso, quien la ayudó a salir de la cloaca en que había convertido su vida. De nuevo volvió a cosechar grandes éxitos gracias a sus canciones más famosas, como Je ne regrette rien, La vie en rose, Les amants de Paris, y otras. Sus éxitos le proporcionaron grandes sumas de dinero que ella derrochaba con sus amantes y ayudando a todo aquel que se lo pidiera. Pero su gran amor, «el único hombre al que he querido», según ella afirmó, fue el boxeador Marcel Cerdan, un marroquí de origen humilde que llegó a convertirse en una gloria nacional para Francia. Se conocieron en París en un club en el que ella cantaba. Marcel se emocionó con su voz, enseguida se gustaron. Aunque ambos intentaron ser discretos, porque él estaba casado y tenía tres hijos, un periódico los descubrió.

Cerdan perdió por primera vez un combate y los periódicos acusaron a Piaf de traerle mala suerte. Ella tenía tal pasión por Marcel que nunca estaba satisfecha y necesitaba tenerlo a su lado en cada minuto de su vida. Él llevaba una vida dedicada a su profesión, boxeando por distintos países de Europa, un 28 de octubre de 1949 subió a un avión, del cual no bajaría jamás pues se estrelló en una isla. Edith estuvo a punto de acabar con su vida, pero lograron evitar otra tragedia.

En 1951, tuvo un grave accidente de coche en el que se rompió varias costillas. Para aliviar su dolor los médicos le recetaron morfina, pero Piaf se convirtió en adicta, volvió a su vida agitada, alcohol y drogas mezclaba con ansiolíticos y anfetaminas. La menuda parisiense (medía 1,47 m.) fue una devoradora de hombres, sus relaciones siempre eran apasionadas y destructivas. Ella se dejaba abofetear o maltratar por sus amantes, a cambio les era infiel siempre.

 

En 1959 a Edith le diagnosticaron un cáncer, lo que ya no le permitiría recuperarse jamás, e ir debilitándose día a día. Murió en 1963, a su entierro en París, asistieron más de cuarenta mil personas. Todavía hoy en día se descubren flores frescas en la tumba donde está enterrada, en el cementerio de Pére-Lachaise.

 

Fue una mujer que conoció la más terrible de las desgracias, que es estar rodeada de personas que la adoraban mientras ella vivía en la más absoluta de las soledades.

 

El fin del amor – Recordado en memoria de Cerdan, Edith escribió y dedico “el himno al amor”«La belle histoire d’amour»: «Je n’oublierai jamais /Nous deux, comme on s’aimait /Toutes les nuits, tous les tours, /Pourquoi m’as-tu laissée ? /Je suis seule á pleurer, /Toute seule á chercher…»

 

Cantar es una forma de escapar. Es otro mundo.

Quiero hacer que la gente llore, incluso cuando no entiendan mis palabras.

 

Edith Piaf 


Calificación: EXCELENTE!!!


Redactora: Silvina Brandana



Ficha Técnica Artística

 

Autoría: Agustín Busefi

 

Elenco: Analía Gaviglia (Edth Piaf) y Agustín Busefi (Personajes)

 

Dirección: Alejandro Cuesta.

 

 

Funciones MAYO 2015 (8.15.22. y 29)

VIERNES 20.30HS

TEATRO LUISA VEHIL

Hipólito Yrigoyen 3133 – CABA –

 

Reservas: 4861-3386


Escribir comentario

Comentarios: 0