Maravillosa Infancia Artificial

MARAVILLOSA INFANCIA ARTIFICIAL

                             GUSTAVO CORNILLÓN

“La vida sería imposible si todo se recordase. El secreto está en saber elegir lo que debe olvidarse.”  

Roger Martin du Gard

A sala llena re-estrenó Maravillosa Infancia Artificial en su segunda temporada.

 La Compañía teatral Itai Doshin ( término budista que significa personas diferentes en un mismo proyecto) presenta esta obra muy difícil de encasillar pero muy fácil de disfrutar ¿Será un drama, será un policial, será una comedia musical, será pura ciencia ficción? Es un poco de todo eso y más, mucho más.

Maravillosa Infancia Artificial tuvo sus comienzos como un trabajo de improvisación entre las actrices Alejandra D'Agostino y Paula Castagnetti donde surgieron escenas ligadas a los recuerdos de la infancia, cuando iban avanzando sobre este trasfondo pero aún no tenían bien definido hacia donde encaminar lo obtenido convocaron a Gustavo Cornillón quien supo interpretar a las actrices y le brindó a lo logrado hasta entonces un entorno ficcionado con una base muy real. 

Ann y Liz (Paula Castagnetti y Alejandra D'Agostino) son dos científicas que trabajan en un proyecto militar que consiste en eliminar recuerdos traumáticos en las mentes de los  soldados que han sufrido un shock post combate  manipulando sus mentes. Estan trabajando en el caso de un sargento (Alejandro Schiappacasse) que padece un shock post traumático ocasionado por fuego amigo, algo en el proceso no sale como debiera y Liz decide aprovechar esa situación utilizando al paciente para resarcir un tema pendiente con el pasado. Asi descubrimos que ambas científicas son hermanas y que comparten un oscuro secreto. El desarrollo de la historia es asombroso y no tiene sentido adelantar más porque para apreciar esta puesta en su totalidad hay que ir a verla. 

La dramaturgia de Gustavo Cornillón es un combo completo, pasa por todos los estilos. Hay momentos de gran comicidad, otros de profundo dramatismo, de suspenso e incluso se dá el gusto de hacer cantar a las actrices, que por cierto lo hacen muy bien.  La dirección de Germán Rodriguez es un maravilloso trabajo de ingeniería, logra extraer lo mejor de cada uno de sus actores y explotar al máximo cada personaje que a su vez está delineado a la perfección. El nivel interpretativo es excelente. El diseño escenográfico (Julieta Potenze) nos ubica en un laboratorio americano de los años 50, de líneas simples y aséptico muy acorde a la estética de ciencia ficción que requiere la puesta. Excelente vestuario (Inés López - Laura Etcheverry) y un diseño sonoro y lumínico (Nicolás Gallo - Sergio Cucchiara) afin a la propuesta. Cabe destacar que la obra cuenta con la música original de Caio Kosiner. 

A lo largo de los cincuenta minutos que dura la obra y escondido en una madeja de fantasía y pseudo-realidad se percibe un profundo mensaje: ¿cuál es el límite entre la ciencia y la ética? ¿hasta dónde somos capaces de llegar en nombre de la ciencia?

Calificación: Altamente recomendable, imperdible!